Empieza como lo que es, un juego. Llegás a tu casa después de un largo día de trabajo y abrís un par de mesas solo para divertirte unas horas. Hasta que un día surge la curiosidad y te encontrás con miles de sitios de estrategia, foros y escuelas de poker. Lo que comenzó como un hobbie de pronto se convierte en un estilo de vida; en lo único que pensás es en jugar niveles cada vez más altos y convertirte en un gran jugador. Tu jefe te pide que te quedes después de hora para terminar un reporte pero lo hacés de mala gana: a esta altura tus ganancias en las mesas superan tu salario. ¿Y ahora?

Mi nombre es Celeste, soy Licenciada en Administración de Empresas y tengo un empleo en una empresa prestigiosa, sin embargo mi verdadera pasión es el poker. Hace un año me inicié en el mundo del cash online y recorrí el mismo camino que siguen tantos otros jugadores, escalando niveles desde los microlímites. Logré llegar a lowstakes con buenos resultados, pero no conforme con ello recientemente tomé una de las decisiones más importantes de todo jugador amateur: renunciar a mi trabajo para convertirme en poker pro.

Abandonar la seguridad de un empleo para dedicarse al poker de manera full time es una decisión que depende de muchas circunstancias. Hay que lidiar con la falta de un ingreso fijo a fin de mes, la escasa aceptación social, asumir el costo de oportunidad de excluirnos del mercado laboral y luchar constantemente contra nuestra propia mentalidad. ¿Tendré la disciplina suficiente para dedicarme a esto? ¿Perderé la motivación cuando llegue un downswing importante? ¡Honestamente no creo haber reflexionado lo suficiente sobre estas cuestiones! Pero sí creo en aceptar riesgos, ya que después de todo el poker se trata de eso.

El propósito de este blog no es alentarlos a dejar mañana mismo su empleo y comenzar a grindear diez horas al día. En cambio iré relatando experiencias, anécdotas y aprendizajes acerca de mi transición de un empleo de la “vida real” a la vida del jugador de poker profesional.