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[POKER TRAVEL] Jugando “hold’em” en la India, por John Vorhaus

El reconocido columnista de poker, nos cuenta su loca experiencia en las mesas de juego de Shamipur, India

 

Aquellos que me conocen saben que por cuestiones laborales pasó mucho tiempo viajando por el mundo. Probablemente, mucho más que otros columnistas de poker. Sin embargo, no por poker específicamente, sino por mi profesión. Yo soy guionista y escritor, con más de seis novelas publicadas a mi nombre. En TV, hice la versión original de “Casado con Hijos” (también la versión rusa) y el dibujo animado de un dinosaurio brasilero.

Hace no mucho tiempo atrás, uno de mis viajes me llevó a la India, precisamente a la región Punjab, en Shamipur. Un lugar muy lindo si uno quiere ir a pasar una noche llena de emociones, especialmente un sábado. Eso hice. Me fui hasta el corazón de la ciudad y terminé, extrañamente, jugando una versión del NLHE increíblemente rara.

Nunca en mi vida vi algo similar a este estilo de hold’em ni creo que tampoco la vaya a ver. Se llama “Indian Hold’em”. Es igual que cualquier hold’em, te dan dos cartas pero la particularidad es que NO puedes ver las dos cartas que te tocan. En cambio, lo que tienen que hacer es pegarse las dos cartas con un adhesivo en la frente, de modo que todos los participantes de la mesas si las puedan ver menos tú. De ahí en adelante, el juego transcurre igual, con apuestas en el flop, turn y river.

Lo interesante es el showdown, aunque no para ver lo que tienen los rivales porque ya lo sabes, sino descifrar lo que tienes tú. A medida que se va desarrollando la mano, uno puede ir deduciendo que es lo que tiene gracias a acciones, reacciones y apuestas de nuestros rivales. Y créanme que es realmente difícil, especialmente jugar contra tipos que suelen jugar con muchísima naturalidad y son unos mentirosos profesionales.

En el poker hindú el bluff es todo. Los mejores jugadores tienen la capacidad de poner mucha presión e intimidar al resto de los jugadores, dejándolos en un estado de duda constante. ¿Por qué este tipo apuesta tanto incluso sabiendo que yo tengo algo? Y ahí es cuando el juego entra en una dinámica muy divertida, ya que quizá alguien tiene par de ases y foldea su mano. Si tu apuestas y estás jugando contra el que tiene ases, él tranquilamente puede retirarse de la mano, creyendo que tiene una mano muy mediocre gracias a tu apuesta. En el poker hindú es en donde más se foldean ases, siendo esas una de las razones por la cual lo juegan ya que les da mucha gracia a todos los participantes.

Ahora me gustaría ponerlos a ustedes en contexto. Estos jugadores no son gente normal, no están en su sano juicio. Son en su mayoría obreros que se manejan en una economía en donde 10.000 rupias (aproximadamente 150 dólares) pueden marcar la diferencia entre “un mes bueno” y uno malo. La mesa estaba llena de pagarés, con tantos ceros como se puedan imaginar. Así como la noche transcurría, los pagarés iban de un jugador a otro. A medida que el dinero y los pagarés se agotaban, los jugadores comenzaban a poner sus posesiones en juego: celulares, animales de granja e incluso autos, los Tata Nano. Estos son modelos de autos extremadamente chicos pero que ellos consideran que hay “espacio para cuatro personas” (solo enanos estarían cómodos). Sumas de dinero van y vienen, inclusive muebles de la casa. Lo que más me llamó la atención es que también se apuestan sus mujeres y sus hijos. La vida te puede cambiar por completo al sentarte en estas partidas. Toda tu vida se reduce a cuantas agallas tengas para convencer a otro idiota como tú de que las dos cartas que tienes en tu frente son mejores a las que tiene él en su frente. Es una locura.

¿Cómo me fue en la sesión? Bueno, veamos. Para ponerlos en situación, estaba del otro lado del mundo en un extraño poker room (con mucho jet-lagged) jugando una versión rara de poker la cual no entendía por completo en un lenguaje que no entendía. A todo esto, sin mencionar que el dinero parecía de Monopoly. Sin embargo, me encanta cada vez que viajo ir a jugar al poker. Ya me pasó de toparme con cosas raras en otros lugares, como San Pablo, Bucarest, Berlin o Managua. Y esta vez no iba a ser la excepción. Me fue bien, ¡Por supuesto!

Gané muchos pagarés que vaya a saber uno donde los puede cobrar, un Bolex (una reloj replica de Rolex), un ciclomotor, la mitad de una franquicia de Kentucky Friend Kitchen y unas muy lindas cabras. Ahora, ¿Cómo me iba a llevar todo esto? No sé, lo cierto es que esta gente es bastante pobre y me daba un poco de culpa llevarme muchas de sus cosas. Cambié el dinero que había invertido y me fui.

No me quedé mucho tiempo en Shamipur. Antes de irme pasé a saludar a mis amigos de la mesa, Gurleen, Gurneet, Gurnoor y Gurpreet y les conté que yo de chiquito jugaba un estilo de poker similar con mis amigos. De niños jugábamos un estilo parecido de hold’em, que curiosamente se llamaba “poker indio”. En aquél juego, lo que hacíamos era simplemente pegarnos una carta en la frente (como si fuera la pluma que los indios se pegaban en la frente) y apostábamos con los demás para ver quien tenía la carta más alta. Claro que, a medida que pasaban los años, dejamos de jugar ese juego y con esos mismos amigos nos juntábamos a tomar algo, por lo que el “Poker indio” fue dejado de lado para pasar al “hold’em War”, en donde jugábamos al Poker indio pero ingiriendo cantidades industriales de alcohol. Espero que el “hindú poker” quedé en eso solo, porque si esta gente también se pone a tomar alcohol puede pasar cualquier cosa.

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