En la mesa estaban Sammy Farha, Daniel Negreanu, Jennifer Harman, Eli Elezra, “Silent Mark”, Bob Sufai, Jamie Gold y yo, aunque también le debemos sumar apariencias esporádicas de Brandon Adams y un tal “omgclayaiken”, que juega en internet. El motivo del encuentro era un show televisivo, en el que el día anterior ya había perdido bastante, digamos u$s 105.000. Al día siguiente gané, digamos que “a lo grande”. En el tercer día de grabación, y en la segunda mano del día, se me presentó la siguiente situación.

Pagué una subida de Sammy Farha a u$s 1.200 con 4-4 y luego Silent Mark elevó la apuesta a 6.000 más. Tanto yo como Sammy pagamos. El flop fue 10 5 4, yo pasé, Sammy pasó y Mark apostó 30.000. Lo pensé durante un momento hasta finalmente hacer una subida a u$s 60.000. Sammy también pensó durante un buen rato hasta que optó por foldear su top pair. Luego, Mark fue all in y yo hice snap call. Mark dio vuelta 3 2, y yo tenía esquivar sus outs de su proyecto a escalera a dos puntas. Le pregunté a Elezra si quería asegurar la mano y estuvo de acuerdo. Acordamos poner u$s 30.000 en 3 a 1. Después de cuenta, yo tenía u$s 100.000 sobre la mesa y no iba a estar muy contento en perderlo todo y encima en la segunda mano del día.

Para todos aquellos que se preguntan qué significa “asegurar la mano”, les quiero explicar que, si yo pierdo el pozo, Elezra tendría que darme u$s 90.000, y que si yo lo ganó, le debería dar u$s 30.000 a él. Así que en caso de ganar la mano, tendría u$s 180.000 y, en caso de perder, quedaría con un stack de u$s 90.000. Finalmente terminé ganando el pozo y la sesión terminó siendo altamente positiva.

Sin embargo, mi mano del año (2006) comenzó con una subida de Negreanu a u$s 4.000, yo pagué, Jennifer pagó y Sammy metió 3-bet a u$s 20.000. Daniel hizo fold y yo estaba muy confiado en que Sammy tenía algo como A-K. Pagué. El flop fue 6 3 2 y yo pasé. Sammy apostó u$s 40.000 y volví a pagar. El turn fue un 4, pasé y Sammy apostó u$s 70.000. La pensé por varios minutos, a tal punto que los jugadores de la mesa preguntaron si me podían pedir tiempo. Lo miré a Daniel y le dije, “No hace tanto tiempo que estoy pensando… ¿o si?”. Daniel me dijo que hacía ya 5 minutos que estaba en el tank, lo cual me parecía mucho. No me podía sacar de la cabeza que “estaba matando a Sammy”.  Sin embargo, a todo lo que le estaba ganando era a un bluff. Mi instinto decía que vaya all in.  Sammy tenía un stack de u$s 110.000 más y yo tenía más de 1000 dudas en mi cabeza y dolores en mi estómago. Pónganse en mi lugar: estar sentado en “High Stakes Poker” frente a todas las cámaras y teniendo 9-9 en un board 6-5-3-2. ¿Cómo no quedar como un idiota si estaba equivocado? ¿Y qué pasa si tengo razón sobre mi lectura inicial?

Hice la cuenta bien de su apuesta y el reloj entró en juego, apurándome. No quería pagar, no me animaba… sin embargo mi corazón me decía que lo haga. Listo, lo hice. Subí all in y Farha movió sus manos como haciendo que me iba a pagar. Se me pararon hasta los pelos de la nariz.  Sammy empezó a hablar, aunque su voz sonaba algo débil. Finalmente, me volvió el aliento cuando dijo “I fold”. Al rato me contó que tenía exactamente A-K. ¡Aprobé! Ahora contaba con un stack de u$s 300.000 y me había ganado el respeto de todos. Al final de la noche terminé con un stack de u$s 402.000. Como estaba corto de cash en Vegas, antes de jugar decidí vender acción y solo tenía el 40% de mí. ¡Muy linda noche!
Unas horas después de filmar, me senté en una mesa u$s 2.000 – 4.000 de limit y gané otros u$s 40.000. También me llevé una buena porción de Matusow, de quien tenía el 33%. “The Mouth” terminó ganando u$s 270.000 aquella noche en el Bellagio. ¡Y yo me llevé mi 33%!

El desastre

Al día siguiente me senté a comer con Russ Hamilton en el Bellagio. Al terminar la cena estaba algo aburrido y me senté a jugar u$s 1.500 – 3.000 limit mixed games. Fue brutal.
Prácticamente, no gané una sola mano de Deuce-to-seven triple draw ni de Badugi. Eso me costó u$s 100.000. ¿Cómo puede ser el poker tan cruel? Finalmente, en una gran decisión de bankroll management decidí levantarme de la mesa… aunque no tuve mejor idea que ponerme a jugar poker chino. A u$s 1.000 el punto, a los pocos minutos ya estaba perdiendo u$s 20.000. Y así seguí unas cuatro horas más, en las que Barry Greenstein me ganó u$s 214.000. ¡Ahora sí que me dolía el estómago! Ahora venía abajo u$s 314.000 en la noche, ¿por qué no me fui a dormir?
Lo más cómico de esto es que, según un programa de estadísticas en el que cargo todas mis partidas de poker chino, vengo perdiendo mucho dinero. Por ejemplo, para que se den una idea, sólo Phil Ivey me ganó u$s 536.000, Elezra u$s 110.000, Greenstein está arriba u$s 114.000 y Daniel Negreanu, sólo en tres sesiones, está arriba u$s 760.000. ¿Cómo es que sigo jugando a esto?